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La Puta Opepé, Condensador de fluzo

La Puta Opepé és el més important grup de rap que ha sortit mai de Mallorca y una de les formacions més veteranes a nivell nacional. Formats a principis del 90, han viscut l’evolució de l’escena sempre des d’un estranya posició que era alhora a dins i a fora, massa inquiets com per encaixar en les tendències hegemòniques del gènere i massa fidels als orígens de la cultura del hip hop com per a sentir-se part de cap altra cosa. A Regreso al futuro (Boa, 2013), el seu retorn després de 7 anys de silenci, El Hermano L, El Xino, Paco i Don Manolo rescaten l’esperit heterodox del seu primer Vacaciones en el mar (1996) actualitzant el seu so y arriscant-se de nou en un àlbum que té part de nostàlgia i part de mirada al futur. Malgrat la bona acollida del disc, la banda passa per un moment peculiar: la dificultat per combinar la vida laboral i els concerts els ha obligat a renunciar a moltes dates i està per veure com funcionarà el disc el pròxim hivern quan sí puguin sortir a la carretera. Mentre, van preparant nous videoclips i El Hermano L està enllestint un nou disc en solitari. Mallorca és fonki, però de vegades també una puta presó.

40Putes: El disco ha recibido buenas críticas, pero tengo la sensación de que os ha pasado lo mismo de siempre: que el público del rap no termina de pillar a La Puta Opepé. Parece una guerra perdida.

Hermano L: Los añejos sí lo pillan y les mola y lo entienden.

Xino: Es que nunca hemos estado en el hip hop canónico. Al principio porque era demasiado al principio. Estaba la gente que iba muy enfadada a cantar y la gente que iba más a su aire, pero, claro, no había ningún cánon. Y ahora que sí existe, lo guay es salirse de ahí. El elemento sorpresa es lo que se ha perdido. Aunque suene cruel, más de la mitad de discos que aparecen hoy en día son copias de copias de copias. Realmente tú no estás escuchando un estilo original o un MC que te esté diciendo algo salido de la nada, no. Estás escuchando a un MC que copia a otro MC español que en su día copió a un americano. Es como tener experiencias de segunda mano.

Bueno, es verdad, mucha gente de la vieja escuela que antes no comulgaba con vuestro rollo ahora sí os mira con respeto.

L: Sí, eso es cierto, pero los jóvenes están más por la burrería, por oír bestialidades en el micrófono y esos rollos así.

¿Cuál era la idea cuando os pusisteis a trabajar en el disco?

L: Pues un retorno ahí a lo grande. En cierto sentido ha sido así: nos han hecho más entrevistas con este disco que con ninguno de los anteriores. Mediáticamente hemos tenido una buena acogida, pero desconocemos lo que ha ocurrido a la hora de las ventas.

¿Teníais claro el tipo de música que meteríais en el disco?

L: Sí, queríamos hacer una mezcolanza. Meter varios estilos. No sé si nos ha salido más reggae o más rap, pero sí teníamos claro que queríamos que fuera algo como La Puta Opepé, sin pseudónimos ni cosas raras, con una estrategia comercial fácil… Ponérselo a la gente en bandeja. Yo tenía claro que si volvíamos teníamos que hacerlo bien, en parte porque también quiero seguir haciendo mis cosas, no quería que me afectara negativamente. En general, creo que es un disco que está bastante bien.

X: El rollo aquí es como en el hip hop original: molar. Así que hacemos aquello que mole. Vamos probando canciones y lo que se intenta es que cada canción funcione por sí misma. Ha habido una parte improvisada y una parte dirigida.

A mí me ha encantado volveros a escuchar haciendo rap.

X: Sí que es verdad que cuando nos pusimos manos a la obra, en lugar de pensar en hacer un disco reggae o un disco rap, pensamos más en hacer un nuevo Vacaciones en el mar, tirar hacia donde nos apeteciera en cada momento, no tanto porque haya un hilo argumental sino porque el conjunto es el hilo. Luego, pensando un poco más conceptualmente, puedes pensar que es un viaje a través de diferentes estilos y a través del tiempo, el pasado e incluso el futuro. Es bastante contemporáneo porque ahora mismo hay un rollo de recuperar el rap del pasado y lo hace gente que no vivió esas épocas. En cambio nosotros sí. Cuando hacemos rap en plan 90 intentamos hacerlo como lo hacíamos en esa época pero con las armas de hoy en día. La situación ahora mismo, de hecho, me recuerda a la época en que hacíamos maqueta, en el sentido que te lo haces todo tu mismo y no hay retorno de las ventas. Pero por el otro lado se ha desarrollado bastante el rollo profesional, promotores, medios e incluso el público es más profesional. Pero al fin y al cabo las redes sociales de hoy en día no es muy diferente a lo que había en aquellos tiempos, que era una red social entre la gente del hip hop a través de las tiendas de rap, intercambiando información, cintas de casete…

¿Os habéis distanciado musicalmente durante estos años o todavía sigue habiendo un núcleo en común de inquietudes y referencias entre los miembros del grupo?

L: Yo creo que nos hemos distanciado. O al menos yo me he distanciado. Me cuesta hablar con ellos de música desde que estuve viviendo en Barcelona. Me metí en mi onda Jamaica y ahí he estado. Ahora mismo estoy un poco desconectado. Aunque coincidimos en bastantes gustos, creo que con los años cada uno ha tirado por su lado: Manolo tira por el underground, Paco por sus cosas y El Xino por casi todos los palos, como que todo le mola y es el más abierto a la influencia de los demás. Yo soy el que más se ha distanciado. Antes estaba interesado en el rap y el raggamuffin però ahora me he centrado sólo en el raggamuffin. Ahí me he quedado. Me cuesta profundizar en otros aspectos.

De hecho, de todos tú fuiste el único que siguió plenamente ligado a la música después de la separación de La Puta Opepé.

L: Bueno, todos hicieron sus cosas, pero yo me metí de lleno: vivía, comía y cagaba música todo el día. Estuvo muy bien y he conseguido bastantes cosas, como ser conocido por mí mismo y vivir de la música, que es algo que no todo el mundo puede conseguir.

Todavía sigues ahí, actuando en solitario en el circuito dancehall

L: Sí, este veranos tengo unas cuantas movidas por ahí. Paco está currando y no podemos coger muchos de los bolos de los que nos ofrecen como La Puta Opepé. Estamos ahí un poco jodidos. Precisamente por eso intento aprovechar lo que me ofrecen para salir por ahí.

Eso de tener un disco nuevo y estar parados…

L: Sí, tío, la verdad es que nos está quemando bastante. Tenemos el disco grabado y no podemos cosechar. Por ejemplo yo me ha dedicado exclusivamente a escribir y a grabar. Tenía bastante tiempo libre y me he podido dedicar a grabar cosas para mí, así he pasado el verano. Pero los otros también han invertido mucho tiempo trabajando con las pistas, entendiéndose con el técnico, haciendo canciones, cantidad de liados, y ahora mismo no podemos recoger ningún beneficio. Ahora que podríamos estar haciendo bolos y recogiendo los frutos de la inversión que hemos hecho, estamos de manos cruzadas, y eso es una jodienda.

Y eso con un disco que parece casi pensado para el directo…

X: Sí, es que antes la cosa era más de local/club social. Hacíamos canciones teniendo estudio propio y pensando en hacerlo todo nosotros, era un concepto más de grabación. Nuestra última etapa ha sido más de directo y las canciones han salido más pensadas para eso.

Algunas de las bases que habéis escogido son bastante arriesgadas, como la de “Bums y claps” o la de “Pa La Massive”.

L: La de “Bums y claps” la la elegí yo. Había grabado un estribillo con esa base para otra peña, que se desentendió de ella, y vi que era un pepino. Convencí a los otros dos para que hicieran sus cachos de letra y tiramos para delante y nos han caído palos por esa base. Que si era reggaetón… No sé, de las críticas menos constructivas que nos han hecho nunca. Yo suelo aprender de las críticas, me joden, pero intento aprender. Luego la de dubstep, “Pa La Massive”, es de Loop Stepwalker. En general nos hemos tirado bastante al río.

¿Ha sido algo voluntario, con ganas de probar cosas nuevas, o simplemente ha salido así?

L: No fue algo premeditado, simplemente nos pusimos a probar algunas bases y vimos con cuáles había química y con cuáles no. Algunas bases son recicladas del anterior proyecto de Paco, Jawars Players, como la de la intro, que suena a Jawars totalmente. Para el LP creo que Paco ha hecho pocas bases nuevas. Tenía como 40 que nos pasó y probamos y luego hizo un par más. Algunas se desecharon y otras han quedado, pero la mayoría estaban hechas desde hace tiempo. Fue cuestión de coger de aquí y de allá y atar cabos.

A pesar de eso el disco ha quedado bastante consistente: es indudablemente un disco de La Puta Opepé.  

L: Sí, es lo que queremos hacer. Antes preferimos meter un rollo old school que meter alguna cosa nueva que nos saque de nuestra esencia: preferimos mantenernos fieles a nuestro origen que cambiar para molar.

¿Y cuál es esa esencia?

L: Lo de siempre, que si el buen rollo, que si la fiesta, que si la birra, que si los canutos, que si mira como nos reímos… Aunque a veces no ser demasiado serios no significa que no vayamos a hablar de cosas que sí nos lo parecen. También tenemos esa vertiente. “Que le den” y “No pasarán” son un buen ejemplo.

X: A veces también pienso que escribimos en plan verbenero, aunque también es cierto que hay cachos con dobles sentidos y mucha ironía, sobre todo por la mala leche de decir las cosas de esa manera. A veces te pones a escribir y te das cuenta que hay letras que en el grupo no entran. A pesar de lo que la gente pueda pensar por la imagen que transmitimos, nos tomamos las cosas en serio. Sobre todo el humor. Ése es el estilo.

Regreso al futuro tiene un punto nostálgico, creo, quizás por todas esas referencias culturales que manejáis que remiten a una generación en concreto.

L: Sí, pero tampoco pretendíamos hacerlo así. Al final es nuestra cultura, lo que hemos mamado, y nos sale de esta manera. Pero supongo que sí, porque yo escucho raps de otra gente que habla de pelis y cosas y no pillo sus referencias, gente a la que le llevo diez años. Igual es un disco que sí tiene ese carácter generacional, pero sólo por los ingredientes que metes en la olla. Quizás por esos ingredientes ya esté destinado a un consumidor concreto, y no sabemos si hay muchos consumidores de ese tipo o no. Quizás sea un salto al vacío.

X: Seguimos siendo los mismos, tenemos los mismos vicios de siempre: poner sólo trece canciones, intentar darle un aspecto conceptual a pesar de todo al disco, hilar las canciones… Pasa un poco como en Vacaciones en el mar, que no hay apenas referencias a la serie. Aquí hay más referencias y tenemos más experiencia con los discos conceptuales, pero aún así no se puede decir que sea un álbum a partir de un concepto demasiado firme.

¿Ha sido muy problemático hacer el disco?

L: Ha llevado un año entre una cosa y otra. Lo que pasa es que hemos tenido la suerte de sacar un par de clips entremedio e íbamos preparando cosas sin la presión de tener que sacar un disco pero ya con la idea clara de reutilizarlas para el LP, como ha sido la de “Megaupload” o como fue “No Mass Media”. Sabíamos que iban a entrar en el disco pero no estábamos trabajando con la presión propia de un álbum. Sí ha habido momentos de estrés en los últimos días.

X: Empezamos haciendo cosas por gusto, como “Megaupload”, pero acabamos haciendo el disco más por obligación.

“Megaupload” es la canción más tonta que habéis grabado en toda vuestra carrera.

X: Con diferencia. Pero a nivel musical tiene un trasfondo muy grande, al ser un seis por cuatro, que es algo que a la gente le ha dado completamente igual. Es de las pocas canciones que tenemos con instrumentos tocados. No es una canción de rap al uso.

¿Ya se daba por supuesto cuando os reunisteis en 2011 que habría nuevo disco?

L: La verdad es que sí, porque a mí me convenía tomarme un descanso de mi trabajo en solitario y hacer cosas con el grupo, aunque la primera motivación para juntarnos de nuevo fue la pasta. Yo estuve un año por aquí y hasta dentro de un año no nos planteamos volvernos a juntarnos. Así fue la movida.

X: Para mí fue algo tan tonto como que nos reunimos un día para hacer “Mallorca es fonki” en directo y a partir de ahí fueron saliendo conciertos. Nos fuimos dando cuenta a la vez que no se puede vivir siempre de lo mismo. También por nosotros mismos. Hacer temas nuevos motiva más y yo con estos dos o tres directos que llevamos lo noto bastante.

Os presionaban para volver…

L: Nos llamaban cada semana y nos preguntaban. La movida fue un poquito así. Por suerte lo sabíamos con tiempo y pudimos preparar bien los bolos.

Con La Puta Opepé pasó una cosa curiosa: lo dejasteis en pleno boom, con algunos artistas de vuestro palo cobrando cachés desorbitados, y yo creo que os desanimaba ver que vosotros no estabais cobrando nada por el estilo, y ahora volvéis cuando esa burbuja se ha desinflado por completo.

L: Sí, tío, nos fuimos en lo mejor y volvemos en lo peor.

Nunca habéis tenido el don de la oportunidad.

L: Sí, es cierto. Durante un tiempo conseguimos que el grupo se autofinanciara, poder cubrir los gastos, el local, etcétera, pero eso es lo que tiene ser de la isla… Está todo el tema de tener que coger un avión, pero también ese supuesto semireconocimiento que tenemos, que sí que molamos, pero siempre va a molar más un grupo de Madrid.

¿Realmente crees que ser de Mallorca ha supuesto un hándicap?

L: Saldríamos a tocar de una forma mucho más barata. Hay muchos grupos en la Península sin apenas repercusión que están tocando continuamente y se ganan su pasta, o gente que tiene dos o tres grupos y vive de tocar. Aquí eso es impensable. Como no seas un grupo de verbena no hay nada que hacer y eso que Mallorca tiene terreno como para poder explotarlo.

¿No crees que La Puta Opepé hubiese sido un grupo totalmente diferente si hubieseis creado la banda en otro sitio que no fuera la isla? Creo que ser de aquí os ha permitido crear vuestro estilo de forma aislada y sin contaminar por la escena. Aquí vosotros erais la escena.

L: Sí, eso es cierto. Puede que si hubiéramos crecido en Madrid hubiéramos acabado haciendo hardcore. Y por otro lado en Madrid y Barcelona también hay muchos grupos que vacilan mucho pero no se comen nada. Yo puedo dar gracias de todo lo que he actuado estos siete años pasados.

En todo caso la escena a nivel general ha evolucionado mucho. Ahora hay variedad.

X: Hay más estilos que nunca, pero si te pones a analizar cómo ha evolucionado el haterismo te das cuenta que tampoco han cambiado tanto las cosas. Sí, hay más estilos, pero no tengo la sensación que el público del rap en general haya evolucionado demasiado en ese sentido. Cada uno se encierra en su propia historia. El 90 por ciento de los comentarios en internet son negativos en plan paleolítico. Contra todo.

L: Ahora hay más gente con mucho nivel. Yo me llego a rayar a ver si estamos dando la talla. Quizás lo único que nos hace seguir dando el nivel es que nos mantenemos fieles a un estilo, pero me pregunto si quizás nuestro disco está acorde con lo que está pasando ahora mismo en la escena.

¿Y cómo veis la escena en Mallorca?

L: Yo veo la cosa inconclusa. Las cosas se deshacen si apenas cuajar. Hay gente que tiene nivel pero desaparece de repente. Quizás les falte constancia o quizás se desanima por la falta de repercusión. Nosotros en ese sentido tuvimos bastante suerte: empezamos a hacer el gilipollas delante de un micrófono y enseguida tuvimos una respuesta. Quizás la gente espera que le pase eso, se desanima y deja de trabajar.

A veces pienso que la gente se contenta con subir un vídeo a youtube y tener unas cuantas reproducciones y unos cuantos likes y ser sólo conocido entre sus colegas, sin intentar trascender.

L: Sí, pero eso es lo que sucede en general en el mundo del rap, que la gente se contenta con ver al grupo de su barrio y que le den por culo a los demás. O se contenta con ver a los cuatro que tienen éxito y poco más. El rap se convertido en algo muy dividido por zonas y ciudades, con algunas excepciones de artistas que sí pueden actuar a lo largo y ancho del país. Ocurre bastante.

De todas maneras, ¿hubierais imaginado alguna vez que el rap estaría donde está ahora?

L: Lo deseábamos, lo ansiábamos con todas nuestras ganas. “Ojalá un día nuestra música llegue a la gente. ¿Qué os pasa, que nuestra música mola y decimos cosas de puta madre? ¿Qué pasa que no viene a los conciertos?”. Estábamos ahí… Era concierto tras concierto. No se petaban como puede ocurrir hoy en día y la cobertura mediática a nivel underground, que todavía es underground, no existía. Lo que está ocurriendo ahora no ocurría entonces.

¿Como recordáis los inicios?

La verdad es que nos reíamos mucho. También nos drogábamos mucho.

Quizás haya una relación directa entre lo de fumar porros y reírse.

L: (risas) Sí, sí. Bueno, yo lo recuerdo como algo de estudiantes, que empezábamos a tener nuestros trabajos de verano, todos viviendo en casa de nuestros viejos. Todo era más despreocupado. Se hacían las cosas con más gusto. No existía obligación, no había “tenemos que…”. Todo era ahí de puta madre. Todo muy fresco. Es la impresión que me da aquella época.

¿Cuando empezó a haber obligaciones?

L: A partir del segundo disco. Nos tuvimos que cambiar de local, teníamos que montar un estudio… Nos pasamos todo un verano ahí amargados, construyéndolo. Llegabas al local y la gente estaba fumando porros y jugando a la Play con el local patas arriba y todo era un gran agobio. Aunque luego con el tercero todo fue como más relajado. Yo en el tercer disco tuve problemas personales, pero salió bien. Teníamos las cosas técnicas más rodadas y no sufrimos mucho. Pero el segundo disco fue un patiment. No digo que en el primero no tuviéramos problemas. De hecho, había un miembro del grupo que no funcionaba y tuvimos que sacarlo. De hecho no lo sacamos, simplemente dejamos que las cosas se estiraran hasta que se rompió. No fue agradable para nadie. Pero bueno, todo tiene sus momentos agradables y desagradables. Como la vida misma.

¿Es más difícil de llevar un grupo ahora que a los veinte?

L: Sí, claro.

¿Y cómo veis el futuro?

L: Si seguimos así, creo que nos dedicaremos cada uno a nuestras cosas e iremos haciendo conciertos esporádicos cuando nuestros horarios laborales nos lo permitan. Lo que sí puedo decirte es que a este paso no va a ser rentable. Es mucho más el esfuerzo que la recompensa.

La típica cosa que a los 20 años no evalúas.

L: Sí, sí. Yo ahora mismo me estoy planteando si seguiría haciendo música por gusto. La hago porque me sale bien y porque me gusta pero también porque saco un beneficio. Antes no me lo planteaba así. Tenía mi curro y no quería pasarme la vida viviendo de noche y todo lo que ello implica, pero ahora mismo no es que vea las cosas muy seguras en el curro, así que… Supongo que haría un disco o dos, pero no me plantearía hacer música hasta la vejez si supiera que no sacaría ningún beneficio.

¿Habrá nuevo disco de La Puta Opepé?

L: No veo porqué no, pero por ahora, yo había emprendido una carrera que tuve que detener por diferentes razones y me molaría intentar continuarla. Después no me importaría sacar otro, pero habrá que ver cómo están los ánimos.