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Munar: 5 consejos para sobrevivir en prisión (una guía alternativa)

Està clar que Mallorca està ple de fills de puta i molts dels llepaculs que abans li reien totes les gràcies a Maria Antònia Munar ara se passen el dia fent comentaris enginyosos a twitter sobre la caiguda en desgràcia i posterior entrada a presó de la que fou la nostra versió menys carca, igualment ultralacada i immensament més bufa de Margaret Thatcher (o del seu guinyol, en realitat). Sobretot, Munar va ser l’única dona capaç de sodomitzar un mínim de tres presidents de la Comunitat Autònoma -probablement quatre- i fer que dos d’ells es mengessin la seva pròpia merda en un ritual iniciàtic bastant demencial (celebrat sempre a Costitx) i que acabava amb algú d’inquilí al Consolat de Mar i una nova osca al fuet de la Mistress/Dominatrix més testicular de la història de la política mediterrània (prou com per aconseguir que el seu ca rater, un animalet histèric i sanat anomenat Miquel Àngel Nadal, optés seriosament a la batlia de Palma mentre tots els partits d’esquerra intentaven fer el pino per no dur-li la contrària a MAM -que és  ”Madame” dit aviat…).

Desitjant que torni prest a obligar presidenciables a que li facin la pedicura amb la llengua, li hem demanat a Marina P. De Cabo que elaborés una senzilla llista amb una sèrie de consells per a, precisament, la madona perenne del Consell, amb majúscula. MUNAR FOREVA! 

5 CONSEJOS PARA SOBREVIVIR EN PRISIÓN.

UNA GUÍA ALTERNATIVA PARA TRIUNFAR HACIENDO EL MAL.

1) Localizar a la líder y arrimarte a ella, cosa que siempre has hecho bien.

Esta es la primera y más importante regla que deberá tener en cuenta la Sra. Munar. Será menester que, cuando el sol esté en su cénit, atraviese el patio carcelario con paso decidido y rostro inexpresivo, y se encamine hacia el grupúsculo adecuado. Contactará así con el verdadero vórtice del lugar, cercado por sus secuaces, unas mastodónticas mujeres de tez curtida y pasado aterrador que matan el tiempo levantando mancuernas de cinco kilos. Paulatinamente se convertirá en la persona de confianza, hasta que llegue el momento inevitable en el que trate de arrebatarle el puesto y la cosan a navajazos.

2) Sexo lésbico seguro. Una aproximación.

Al ingresar en prisión, la Sra. Munar reinventa, sin ser consciente de ello, la figura de Jean Genet. Al lector no le costará imaginar las perversas pulsiones que recorren su ser, las tremendas y violentas vejaciones a las que acabará sometiendo a sus compañeras de presidio. Porque es por todos sabido que, bajo esos trajes caros de corte algo pasado de moda, nuestra protagonista esconde un látigo con el que jamás ha dejado de lacerar. Enfundado su cuerpo en látex, la dominatriz se servirá de sus propias extremidades y de los objetos que encuentre a su camino para penetrar con furia los orificios de otras reclusas.

3) El tráfico de drogas como fuente de ingreso y generador de estatus.

No cabe duda de que, en breve, la protagonista de este texto deberá comenzar a trapichear con sustancias ilegales adulteradas. Se trata de un mero impulso de supervivencia. Lejos de constituir un lugar para la reinserción, la reclusión obligada proporciona nuevos caminos para desarrollar el espíritu corrupto y desviado. La Sra. Munar deberá erigirse en la principal dealer de la prisión de Palma. Su éxito estará asegurado, a no ser que pase de proveedora a consumidora, se contagie de hepatitis y alcance así una muerte tan vil como lo es su existencia.

4) El soborno al funcionariado de prisión como vía para mantener su estatismo capilar.

La Sra. Munar necesitará botes y más botes de aerosol para el cabello –ese invento de la década de los cuarenta que tuvo su mayor auge a principios de los noventa en peinados cuyo recuerdo todavía provoca pesadillas y sudores fríos al dandy mallorquín- a fin de mantener uno de sus rasgos más característicos. En numerosas ocasiones hemos podido comprobar que, aún bajo el influjo de las condiciones meteorológicas más adversas, su melena permanece paranormalmente inamovible. Una parte importante de las ganancias que obtenga mediante el tráfico de drogas deberá ser destinada a la adquisición de laca.

5) Relectura de las obras completas de Maquiavelo para conservar su gélida perfidia.

Mediante el sano ejercicio de la lectura, Munar podrá lograr evadirse de su aciago porvenir. Embutida en su mono color butano, soñará que continúa siendo la princesita mallorquina que fue y prolongará su fe ciega en la famosa máxima del pensador italiano “el fin justifica los medios”, bien sea con el propósito de imaginar que la caída de su reino no ha tenido lugar, bien sea para tramar nuevas tretas a implementar una vez cumplida la condena y puesta en libertad, Dios no lo quiera.

Where’s Muni?