Text: Tomeu Canyelles / La majoria d’imatges són de Laura Karton’s.
Diuen que, des de finals dels anys noranta, se senten renous a la tomba de Waldemar Bonsels: com si el creador de l’entranyable Abeja Maya es remogués violentament dins del seu taüt, sense aturar. Diferents experts encapçalats pel mític professor Tristanbaker creuen haver trobat l’explicació d’aquest misteri en la irrupció dins del panorama musical d’un grup mallorquí anomenat La Abeja Maya, Su Hijo Bastardo y la Denostada Imagen de Su Amigo Willi. Grup de culte per a uns; grup de merda, per uns altres: el trio format per Pedro (veu, baix), Pep (guitarra) i Tuti (bateria) ha aconseguit guanyar-se a pols el dubtós títol de ser la banda més pervertida/perversa de tot Mallorca. Autèntics porcastres amb denominació d’origen que, sense cap mania ni una, fan cançons com “El hombre que se folla a los caballos” o “Fiesta fisting” per després anar-se’n a fer gin tònics a centres de la tercera edat amb l’excusa que els surt més barat. Encara que no ho vulguin, es fan estimar.
40PUTES: ¿Empezamos?
Pep: Vale, pero esta mañana me he levantado con mala cara. Lo reconozco.
Me lo pones a huevo, Pep… ¿Cuándo te dio por ponerte un pasamontañas? Porque entre esto y la máscara que me paseas con los Hattori Hanzo…
P: Sudor. Grandes como Björn Borg, Ivan Lendel o Mark Knofler han combatido el sudor con cintas. Yo empecé con un gorro peruano: eso lo chupa todo. Y de ahí al pasamontañas: era un reto personal.
¿Y la máscara en Hattori?
P: Eso es un tributo a Los Straitjackets: maestros del surf que tocan con traje y máscara…
¿Tanto se suda en un concierto de La Abeja Maya?
P: Ni te lo imaginas…
Me acuerdo que Yngwie Malmsteen, cuando vino a Palma, dejó en el escenario de la Sala Assaig un PUTO charco de sudor. Como si se hubiera meado en los pantalones o algo así…
P: Es la presión. Puedo entender fácilmente a Igwi, como le gusta que le llamen sus colegas. Lo discutíamos el otro día con el bueno de Igwi tomando unas birras y un Laccao con azúcar para Pedro Maya, después de un bolo conjunto en casa de Martina Navratilova. Es mucha responsabilidad, ¿sabes? La gente no se imagina lo que es tocar una guitarra y ver cómo cambian las dinámicas neoeconómicas y geopolíticas del continente en el que estás de bolo. Vamos que lo de Ucrania es culpa de La Abeja Maya, no te digo más…
Pep, antes de las máscaras, de los sudores y de las dinámicas neoeconómicas y geopolíticas europeas provocadas directa o indirectamente por La Abeja Maya… ¿Tocabas en algún grupo? ¿O simplemente eras el número uno del club de fans de Túrmix Asesino?
P: La conexión musical fue como fan de los Túrmix, pero antes de tocar en La Abeja Maya montamos con Tuti un dúo acústico/moña de versiones que se llamó La Niña Puñales. Proyecto que, por cierto, murió en directo en unas fiestas de S’Arenal con el Rabasco de anfitrión… Sí, Rabasco, ese político local, de los que van en plan “Viva la democracia que me viene superbien para forrarme sin hacer el puto huevo”. Pues eso. De ahí, al mundo Abeja cuando se desintegró Túrmix Asesino.
Tuti, joder, no hablas. Dime, ¿cómo conociste a Pep?
Tuti: Pues hace tanto tiempo que ni me acuerdo. Creo que la primera vez que nos vimos debió ser jugando a básquet en Llucmajor. Pep era de los buenos, de los que estaba de titular. Yo, en cambio, era de los malos: de los muy malos pero que tienen mucha ilusión. Chupaba banquillo, muy a mi pesar. Nos unía lo típico, amistades en común…
¿Conociste a Pep con algo puesto en la cabeza?
T: Lo conocí a cara descubierta. Lo del pasamontañas es relativamente reciente.
Y a Pedro, ¿dónde le conociste?
T: A él le conocí en el instituto.
Estaba en Túrmix Asesino, ¿no?
T: Sí. Una vez que me puse a tocar la batería le propusimos que se apuntara al carro. Tocábamos por pura intuición y venerábamos a Siniestro Total…
Estamos hablando de 1992, aproximadamente. ¿Era vuestro primer grupo?
T: Sí. De eso hace más de veinte años… Los inicios fueron muy divertidos porque ninguno de nosotros sabía tocar su instrumento demasiado bien. Por no decir nada. Nos limitábamos a hacer ruido, pero nos lo pasábamos pipa: todo era muy ingenuo, muy básico. Y ahí seguimos… No pretendemos ni mejorar ni sonar especialmente bien: nos mola más la distorsión y el caos.
Por lo que se ve, en el pack de cosas que os molan también entran el dinero y las mamadas… ¿De dónde sale un título tan letal como este?
P: La lechuga es de Tuti y Peter: yo solo puedo decir que luché hasta la muerte por otros títulos…
¿Como cuáles?
P: Yo propuse “Glory Hole”. Pero como siempre, me vi oprimido por la mayoría. Si Pedro y Tuti votaran que soy rubia y con tetas… pues me veo mirando a Murcia en cada ensayo. Hijos de puta… y mierda de democracia parlamentaria.
Sigo prefiriendo “Dinero y mamadas”…
P: Sí, tengo que reconocer que es el título perfecto para el disco. Ni “Parental Advisory” ni su puta madre. Dinero y mamadas tira para atrás por sí mismo y lo deja todo clarito desde el principio. Pero hay más…
Tampoco es que haya demasiadas lecturas…
P: Es que es eso, precisamente: resulta imposible su “interpretación”. Es tan jodidamente directo que no puedes llevarlo a las interpretaciones chunguísimas que se hicieron con los anteriores títulos, Lujo asiático o Gente chunga.
T: Cuando se propuso ese título, Dinero y mamadas, lo vi clarísimo: ese tenía que ser el título del disco. Pedro y yo tuvimos que ponernos muy pesados porque a Pep no le convencía. Pero el tiempo nos dará la razón, ya lo veréis…
Difícilmente se me podría ocurrir uno mejor para un grupo como vosotros…
T: Es que es muy grande. Se acabó la hipocresía, quitémonos las máscaras: dinero y mamadas es lo que TODOS queremos. Todos, sin excepción… Aunque hay gente que no se atreva a decirlo por lo políticamente incorrecto.
Han pasado como unos seis o siete años desde que publicasteis vuestro último disco, Lujo asiático. ¿Que había sido de La Abeja Maya desde entonces?
T: Verás, somos un grupo que toca muy poquito en directo. No por falta de ganas sino porque nos resulta difícil encontrar locales que se adapten a nuestro estilo musical. En Mallorca no hay un circuito de bares que respalden el punk, así que nos limitamos a tocar donde podemos o nos dejan. Hay mucha gente que nos pregunta: “¿Cómo? ¿Pero aún tocáis?”. Y la respuesta es siempre la misma: “Sí, llevamos veinte años tocando y nos quedan veinte años más por delante“. Eso sí, los ensayos son sagrados: cada viernes, ensayo en Campos…
No recuerdo demasiados conciertos hasta este regreso con Dinero y Mamadas…
T: Esto también nos hace mucha gracia porque se crean como mitos de bolos en donde no hemos tocado y resulta que te dicen: “Sí, sí, sí, el concierto fue la hostia”. Eso sí, cuando tenemos oportunidad de tocar, invertimos la energía y las ganas que llevamos reservando hace unos meses y, claro, después pasa lo que pasa: instrumento rotos, idas de olla… Lo normal, vamos.
¿Qué tiene La Abeja Maya para poder afirmar con esa rotundidad que sois capaces de aguantar otros veinte más?
T: Pues muy fácil: que ante todo somos amigos de toda la vida. El grupo es la excusa perfecta para vernos al menos una vez por semana y, por otro lado, que es una puta democracia y todos tenemos nuestro rol muy clarito. Se nos ha vendido la moto que el punk por definición es autodestructivo y violento pero nosotros no lo creemos así. Para nosotros, el punk es libertad y energía: nada más.
A pesar de ser amigos de toda la vida, ¿no ha habido ningún momento en el que dijerais: “Tíos, La Abeja Maya se ha acabado“?
P: Tuti igual te puede comentar que con Túrmix Asesino sí que vivieron ese momento en plan “¿Qué cojones hacemos ahora?”. Pero con La Abeja Maya yo no recuerdo ninguno: por mal que pinten las cosas, La Abeja sobrevive: hablan de las cucarachas y del invierno nuclear, pero si eso acaba así… La banda sonora la pondremos nosotros: ya hemos tocado para un par de cucarachas, no sería la primera vez…
Volviendo al disco nuevo… ¿Leísteis la crítica que os hicimos en 40PUTES?
P: Sí.
¿Y qué pensáis?
P: ¿La verdad? ¿Seguro que quieres la verdad? ¿Pura y dura como un buen rabo?
Sí, sí…
P: Pues estamos muy, muy jodidos. No llevamos quince años tocando mierda para que ahora, de repente, la mierda sea guay. ¿De qué cojones estamos hablando? Lo nuestro está pensado, parido y hecho para ser todo lo que nunca tocaría o haría un grupo de música… ¿Y ahora resulta que mola? ¡Venga ya! Justamente este sería el motivo por el cual dejaría de existir La Abeja. Como dice Tuti: “¡SOMOS XUNDERGRUNES Y MORIREMOS XUNDERGRUNES!”.
¿Xundergrunes?
P: Sí: xundergrunes. Nunca he sabido qué cojones quiere decir con eso, pero lo dice superconvencido como para andar preguntando…
Volviendo al disco nuevo, ¿qué tiene Dinero y Mamadas que no tengan los dos primeros?
T: Pues tiene que hay mucho curro en la grabación. Mou, nuestro amigo y técnico, se ha dejado los cuernos para que el disco suene como nosotros siempre hemos querido.
¿Y la presentación? Rebanada de pan Bimbo, Nocilla… ¿Por qué?
P: Esa idea es mía: se me ocurrió como sustituto al film ese que se pone en los CD. En un principio la idea era pillar unos rollos en el súper y empaquetar el disco. Pero, cómo no, la cosa degeneró y acabó con un homenaje en toda regla al “Nocilla, ¡qué merendilla!” de los Siniestro Total. Otra opción era meter los discos en bolsas de papel para pollos a l’ast pero finalmente triunfó la Nocilla. Al fin y al cabo no era tan mala idea.
Supongo que sois conscientes que, a altas horas de la madrugada, varias personas en la fiesta de 40PUTES se interesaron en comprar el disco sólo por el pan y la Nocilla…
P: En nuestros conciertos hemos repartido de todo: de puros a anillos vibradores para penes… y el mejor resultado ha sido con el pan de molde. Son muchos años haciendo pruebas. Nada es casual: todo está perfectamente estudiado, medido y organizado. En cualquier momento os podéis encontrar un disco de La Abeja en la mano y bocata en los morros sin saber de dónde cojones ha salido.
Tengo que decir que la primera vez que os he visto en directo ha sido en la fiesta de 40PUTES: jamás había visto a un grupo repartir una eucaristía en forma de Quelita… ¿De dónde salen esas ideas? ¿De un venazo antes del concierto? ¿O está, como dices, estudiado, medido y organizado con mucha antelación?
P: “Santoral” es un tema que nos vemos obligados a tocar en cada bolo: lo que toquemos antes, a la gente le importa una puta mierda, pero para nuestros feligreses ese tema es imprescindible. “Santoral” nace de una idea original de Tuti que, entre aportaciones de Pedro y mías, terminó degenerando en la estructura de una misa católica en toda regla con Jackie Chan, Jose Mª Escrivá de Balaguer, Luis María Ansón y Steven Seagal… Ahora que lo pienso, también molaría preparar una versión ortodoxa. A todo esto, le pones unas batas de hospital, pasamontañas y un pollo empalado en el pie de micro con luces de navidad… y ya tienes tu bolo Abeja Maya.
Me dejas sin palabras…
P: Pues ya ves. Y ya que no me lo preguntas, te voy a decir que ahora, que está de moda el rollo este de los tributos, hay un grupo tributo a La Abeja Maya. Como nadie tiene cojones de montarlo, lo hemos hecho nosotros mismos. Se llama Put Your Fingers In My Ass And Move It. Básicamente somos nosotros haciendo la misma mierda con otro vestuario. ¿Quién mejor para un Tributo Abeja que la propia Abeja?
Estáis jodidos…
P: No, vosotros estáis jodidos, tíos: La Abeja es pura energía. Ni se crea ni se destruye: únicamente transforma en mierda todo lo que toca.