Record que fou gràcies al boom del Myspace, i més concretament als seus antològics bombardejos d’spam, que vaig conèixer a Jonatan Uría. Això fou l’any 2007, quan vingué a un concert del Rara Avis a dur-me una còpia del Dudas razonables (2008), del que jo havia escoltat aquella enorme “Zarathustra” tantes vegades fins a quedar-ne fart. A partir d’aquí vaig capficar-me dins un dels projectes musicals més inspiradors, arriscats i personals que ha donat la nostra illa aquests darrers anys. Inspirador perquè, contra tot pronòstic, Jonatan ha construït en cinc anys un cançoner de pop majúscul estibat de moments memorables; arriscat, perquè mai cap artista mallorquí, encara que fos d’adopció, no havia rodat amb tanta convicció per la complicada senda del lo-fi amb més o manco un reconeixement; personal, perquè fa la impressió que Jonatan ha posat més dins de Monta-man d’allò que sembla. I és curiós que un projecte a priori tan modest, amb tan poquetes pretensions (recordem que ell mateix batejà aquest projecte amb el nom de la joguina més merdosa que hi hagué a la seva infància) hagi acabat convertint-se en un dels secrets millor guardats d’aquesta illa-presó.
40PUTES: Releyendo aquella carta de despedida que acompañaba el disco El daño ya está hecho (2011) pensaba que ya no volveríamos a verte encima de un escenario bajo el nombre de Monta-man. ¿Nostalgia? ¿O el público ya te lo estaba pidiendo a gritos?
Jonatan Uría: Se han cumplido cinco años de la publicación de Dudas razonables. Ha salido un disco homenaje inesperado. Tuve un sueño en el que estábamos ensayando “Desapareció” y algo se me removió por dentro. Tenía la fecha programada del 11 de mayo, y al final los otros proyectos no podían tocar. Mi guitarrista se muere de ganas de volver a las andadas. Y la curiosidad me mata. ¿Hay fans de Monta-man en Mallorca, o sólo en la península?
Cinco años desde ese Dudas Razonables… ¿Qué queda de aquel Jonatan?
Jonatan nunca madura y nunca madurará. En él conviven muchas personalidades contradictorias, y la del Monta-man de primera época está intacta.
Dices que se te removió algo por dentro pensando en “Desapareció”. ¿Tanto significaron esas viejas canciones?
Las canciones de Monta-man y la historia del grupo van a la par con la época dorada del Myspace. Fue algo único, muy vivo. Había mucha ilusión, mucha gente pendiente y muchas ganas de gustar. Eso ya será irrepetible, haga lo que haga nunca más.
¿Das por muerto definitivamente al Myspace? Ahora hay otras alternativas…
Lo de Mypace es una pena, penita, pena. El Bandcamp está genial, pero tienes que moverte desde otros sitios: si diera la posibilidad de hacer amigos, y mantener en contacto a los artistas/bandas, sería la herramienta ideal. Facebook, Twitter y demás no me parecen atractivos para hacer promo salvaje. Y hoy en día me daría mucha pereza postear en el muro de todo el mundo. Y de mal gusto, también.
Sin el Myspace por en medio, ¿qué diferencia, entonces, a Monta-man de otro proyecto tuyo como pudiera ser, por ejemplo, MacCarthy?
Monta-man es el chico tonto, sensible y europeo: el anti-héroe. MacCarthy es el americano, el number one, el que dispara primero y ni pregunta después.
Siempre me resultó curioso que un proyecto tan modesto, con tan pocos medios y con esa fe ciega en el Myspace consiguiera llamar la atención por encima de otros grupos o artistas con más medios y mejores presupuestos. De hecho, tuviste el apoyo de programas de radio como Cara B, Bufet Lliure, Fang i Distorsió…
El principio de Monta-man fue muy sorprendente, sí. Venía mucha gente a los conciertos, había chicas fans que se sabían las canciones, entre el 2008 y el 2010. Luego la cosa se calmó. Pero, cierto, las emisoras de aquí, y otras de fuera, desde el principio también dieron difusión a las canciones. Todavía no me lo explico, la verdad.
Antes de eso, ¿habías estado en otros grupos, no?
Sí. En 2002, formé parte del intento suicida de montar un grupo de rock cristiano en Mallorca: Salomón & Cía. Pero esto no es U.S.A, así que los primeros que no lo entendieron fueron los protestantes, el medio donde intentábamos movernos. Durante unos años estuve registrando yo solito en casa mis casetes con la misma técnica que luego empleé para Monta-man con amiguetes. Aquí está el germen de Monta-man, MacCarthy, Los Bélmez, Prenatal… Después, simplemente descubrí el Myspace, busqué un nombre –Monta-man– y las canciones que surgieron en aquel momento se hicieron historia… Cuando ya funcionaba Monta-man estuve también en La Parodia, aunque el estilo me cansaba un poco, y la duración de las canciones también. Yo quería cosas más frescas, más directas, más básicas, esa frontera entre el punk, el pop y el indie que tanto me gusta…
Me llama la atención eso que has dicho, sobre que los cristianos protestantes en Mallorca no entendieron a Salomón & Cía. Lo lógico es que, sabiendo que aquí apenas hay una tradición musical de grupos de rock cristiano, lo hubieran acogido con los brazos abiertos…
Bueno, queríamos hacer una música que llegara al alcance de todos los oídos. Los cristianos protestantes, como me gusta llamarlos, más concretamente evangélicos, como les gusta llamarse, apoyan a los grupos que se mueven en sus círculos o que tocan en las reuniones normales en la iglesia; la música que se denomina “alabanza”, con letras totalmente copiadas de los salmos y otros textos de la Biblia. Nosotros queríamos hablar de una forma personal y hacer un sonido cañero. Aún así, nos dieron apoyo para tocar en Palma, Barcelona e Ibiza. Hay una escena de música “evangélica” y grupos que han grabado discos, pero claro… el mundo no se entera. Ni se enterará.
El hecho de que seas creyente, ¿afecta de algún modo tu forma de escuchar la música? ¿O entender el arte? ¿No te crea un conflicto interno o algo parecido?
De joven sufrí mucho, muchísimo, porque me gusta la música “mundana”. Y mucho más cuando se trataba de gente que hablaba de violencia, sexo, excesos e incluso manifestaban en mayor o menor medida su simpatía por el Diablo o su rechazo a la religión o a Dios. Ahora es un tema que tengo superado. Nada que oiga, vea (cine) o lea, me va a mover de mis posiciones de certeza o de duda. Hace tiempo recibí por mail un correo en el que pedían a los cristianos que firmáramos en contra de una película en la que Jesucristo aparecía como gay, para que no se estrenara. Ni contesté, ni firmé. Por encima de mis creencias está la libertad de expresión, y la democracia.
¿Cuáles son los grupos o artistas que más problemas te causaron?
Yo creo que todo lo que no fuera música cristiana, que escuché mucha, me causó problemas morales por la educación que recibí. Me habían enseñado que todo aquello que no glorificara a Dios, y todo lo que describiera el pensamiento y la conducta pecaminosas de las personas, era una mala influencia. En cambio yo veía muchas veces reflejada mi parte humana ahí, en las cosas que me atraían, en mis debilidades, en todo lo que tenía que reprimirme por obligación. Así que caben en el mismo saco Hombres G, Loquillo, Alaska y Dinarama, Los Secretos, La Polla Records, Los Enemigos, Los Planetas, Siniestro Total y así hasta el infinito. Música guiri, siempre he escuchado muy poca. En parte porque también tenía miedo de lo que las letras pudieran decir, en serio. Ahora sí escucho mucha más.
¡Suerte que no te dio por el heavy metal!
No creas, tuve una época heavy light: Europe, Bon Jovi, Whitesnake, Poison, Sangre Azul… Me pilló aquella racha, pero pasó rápido. El heavy me aburre porque usa todo el rato tonalidades menores, y porque las voces son muy agudas. Me aburren con los punteos de dos minutos. Yo soy más de la vertiente tirando al rock urbano: Barricada, Rosendo… Barón Rojo, también. Son geniales, pero las letras a veces son muy hippies.
En muchas de tus canciones hablas abiertamente de Dios. ¿Lo haces con una intención aleccionadora?
Una vez leí una entrevista en la que Nick Cave decía que todas sus canciones iban dedicadas a Dios. Cuando yo lo menciono, o lo insinúo, lo hago según mi conocimiento, según mi experiencia, o incluso según la imagen popular que tiene la gente. Para los cristianos tradicionales o fundamentalistas algunas de mis letras serían totalmente heréticas, o incluso blasfemas. La única opinión que me interesaría conocer es la de Dios. Pero cuando es un tema que sale a relucir con frecuencia es porque lo considero importante.
¿Crees que en unos momentos de susceptibilidad religiosa tus creencias han podido crear prejuicios sobre tu música? Mucha gente se toma a cachondeo eso de mezclar estilos modernos como el pop o el rock con la fe…
Creo que la gente que me ha escuchado de verdad, y en la que he podido dejar alguna huella, me toma muy en serio, aparte de que comparta mis opiniones o creencias, e incluso superando mi ambigüedad. No creo que sea cuestión del mensaje lo que “espante” a la gente, sino el sonido, y la forma de hacer.
En Monta-man no sólo cantabas sobre Dios, sino sobre el amor. Además, con una visión un tanto peculiar en donde se mezclaba inocencia, derrotismo, idealismo… A la hora de escribir sobre emociones tan intensas, ¿lo vivías como una especie de exorcismo sentimental?
Exorcismo sentimental: me encanta, es una definición perfecta. La verdad es que siempre son los mismos fantasmas, pero con diferente disfraz o nombre. A mí lo que me pasa al componer una canción es algo así como la escritura automática. A veces es sin guitarra, y sin estar pensando en ello. Me viene a la cabeza una frase, una imagen, como si fuera un olor penetrante, y me digo: “Por ahí tengo que tirar”. Luego sí, claro, hay que ir dándole forma y sentido, pero no tengo que estrujarme mucho por terminar la letra. Es como si se abriera una puerta, y nunca sé cómo va a acabar la historia. A veces me inspiran otras cosas ajenas, pero claro, visto desde mi prisma depresivo-fatalista todo parece lo mismo.
¿Y qué hay de Olivia de Happyland? Es como el amor platónico de Monta-man. En el 2008 ya cantabas “La chica de Happyland”. ¿Qué papel ha jugado en tu carrera? ¿Es simplemente un tonteo artístico o es algo que va más allá?
El tema de Olivia es algo serio. Pero yo no soy serio, ya me gustaría. Escuché su canción “Felices novios” en Disco Grande y me enamoré perdidamente, y me empeñé en saber qué clase de mujer podía haber escrito aquello, grabarlo y cantarlo. Yo acababa de abrir el Myspace, y ella tenía en el suyo un filtro de seguridad en el que sólo podían hacerse amigos gente que ella conociera o eligiera. Sufrí varios meses porque no podía acercarme a ella de ninguna manera. Yo escuchaba cada día sus canciones en su Myspace, y lo que ponía Julio Ruiz, sus actuaciones en directo y demás (me las grababa en casete de la radio). Pero una de las mayores alegrías de hacer promo salvaje a todo el mundo resultó en que algo que yo publiqué le llamó la atención y me pidió amistad. Entonces pensé que tenía que llamar mucho más su atención y escribí “La chica de Happyland”. Yo ya le había pillado un poco el punto de la clase de persona que era y di en el clavo con la letra. Me escribió impresionada y ahí empezamos a intimar. Luego vinieron los viajes a Madrid para ver sus conciertos, y así hasta hoy. Es la chica con la que quiero estar, a pesar de saber que a mí tal vez me conviene otro tipo de mujer totalmente distinta… Pero yo no le gusto, no de esa manera. Somos amigos del alma, pero “no hay feeling”, como versioneó MacCarthy. Mala suerte, para no variar. Además yo nunca he ido a saco ni he sido pesado con ella, he sido el mismo cuando ha estado con alguien que cuando ha estado sola, respetando el espacio.
Volviendo a la nota de El daño ya está hecho: en ella decías que Monta-man no era un juego, y que cantar sobre amor y desamor de esa forma terminaba pasando factura. Dos años después de escribir aquello, ¿sigues pensando lo mismo?
Cantar canciones de desamor o sobre el dolor, la duda, el miedo, o un futuro desesperanzador sí que pasa factura, sobre todo cuando no es una pose “emo”. Pero ya he dicho que no soy serio, que por otro lado puedo reírme de mis desgracias y llevarlo todo con una filosofía que hace que para los fans no sea un incentivo a cortarse las venas, sino que les resulta hasta divertido…
Pasemos a otro tema. Importante, además. Hablemos de ese disco tributo que ahora mismo está en fase de preparación. Que yo recuerde, es la primera vez que se edita un tributo a un artista que jamás ha publicado nada a nivel profesional, ni ha tenido contacto alguno con una discográfica… Cuando te llamaron para decirte “Hola, Jonatan: hemos pensado en hacer un disco tributo a Monta-man”, ¿te lo tomaste a broma o qué?
Lo del homenaje era el secreto mejor guardado de la historia del pop… pero había gente que estaba loca por contármelo. Entonces me llegaron, tanto de aquí como de fuera, informaciones de gente borracha y de gente serena, destapando la sorpresa final. El homenaje fue idea de Chico Raro y Raúl Querido. Todavía no me lo creo. Es más de lo que nunca hubiera soñado. Todavía está la veda abierta y yo rabiando por saber qué grupos y canciones van a aparecer…
¿Olivia, por ejemplo? ¿Participará?
El título de “Dios tiene un plan” lo propuso ella, que tenía que haber participado con un tema inédito de Monta-man que se llama “Llévame a casa”. Desde el principio siempre he intentado grabar algo con ella, o que ella grabara algo mío, aunque nunca ha podido ser. Ella tenía lista la canción para enviar a los señores que llevan el cotarro, pero se le perdió el archivo. Yo le insisto en que la vuelva a grabar. Ella sabrá. Me haría mucha ilusión que una chica cantara un tema de Monta-man. Yo quería conquistar una legión de chicas fans, y al final sólo les gusto de verdad a los tíos. El plan divino es muy duro conmigo… Bueno, no me puedo quejar: participan Laura (Chico Raro) y Anna (Oklahoma), las dos de Zaragoza.
¿Por qué crees que ha pasado todo esto, Jonatan? ¿Qué ha tenido la música de Monta-man para impactar de esta manera a la gente?
Esto tendrían que contestarlo los demás. Yo creo que son las canciones por sí mismas. Mi universo privado es un caos en evolución-involución que se expande y se contrae, lo que nunca imaginé es que hubiera gente que pudiera conectar de alguna manera con él. Me alegra saber que no soy el único bicho raro del planeta. El envoltorio pop ha sido el gran truco, que conste. Todo salió así de natural.
Y viendo esto, ¿no te entran ganas de dejar a MacCarthy apartado y volver a la carga como Monta-man, como en los viejos tiempos? Un nuevo disco; un puñado de CD-R con tu letra garabateada encima…
Lo de volver con Monta-man siempre está ahí, como una puerta entreabierta, pero de momento no, aunque hay canciones en la recámara como para parar toda la red ferroviaria de Europa. MacCarthy tiene que ponerse a grabar un disco ya o se le va a pasar el arroz, Los Bélmez están grabando, Prenatal se tiene que poner a grabar también, y hay temas grabados para The Happyland Experience que me tienen que pasar mezclados. Por momentos me parece monstruoso y pienso que debería dejarlo todo…